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III. PLANES Y PROGRAMAS. 

Teniendo en mente el tipo de profesionista que buscamos formar y que hemos intentado definir más arriba, resulta que se requieren planes y programas de estudio radicalmente de nuevos, con un espíritu y un contenido distintos a los que se aplican ahora, sobre todo en el ciclo básico de la educación nacional. Por tanto, en esta materia proponemos:


a) Reforzar la enseñanza de las ciencias exactas, en particular Física, Química, Matemáticas y Biología. La necesidad y racionalidad de este cambio se entienden fácilmente a la visa del reto que nos plantea la competencia económica mundial: dicho reto se sitúa fundamentalmente, en lo que a formación de cuadros calificados  se refiere, precisamente en el terreno de la ciencia aplicada y de la tecnología, a lo cual habría que añadir que es también en estos campos donde el actual sistema educativo presenta sus mayores deficiencias y debilidades.


b) Reforzar la enseñanza del español, ya que la lengua nacional es un instrumento indispensable para la comunicación humana y para la compresión exacta  y profunda de los libros de consulta y del material de estudio en general. Para lograr un mejor aprovechamiento, consideramos que sería de gran utilidad volver al estudio serio, profundo y sistemático de las dos lenguas madres de la nuestra, el griego y el latín. Ellos daría al alumno una noción más precisa de los dignificados directo y reflejo, así como del peso específico de cada palabra, lo que lo capacitaría para poner por escrito con exactitud, concisión y elegancia sus propios pensamientos y reflexiones. Lectura y redacción son condiciones indispensables para entender el pensamiento ajeno y comunicar el propio; y la carencia de ambas capacidades explica en buena medida las dificultades con que tropiezan nuestros jóvenes para entender las obras del pensamiento universal, aun aquellas que han sido escritas en nuestro propio idioma.


c) Incorporar al currículum básico la asignatura de Desarrollo de las Habilidades del Pensamiento. La búsqueda consciente e intencionada del rigor lógico a la hora de intentar pensar la realidad social o material en que se mueve el individuo, termina formado en él el hábito del pensamiento exacto, congruente, metódico, que es requisito indispensable no solo para entender lo que se le enseña en el aula, sino sobre todo para ir mas allá de dicha enseñanza. Pensar por cuenta propia sin caer en ligereza, capricho o arbitrariedad, es condición necesaria (aunque ciertamente no suficiente) para convertirse en creador, en inventor, en descubridor de nuevas rutas del pensar y del quehacer humano y para no quedarse en simple repetidor de lo que otros ya pensaron o dijeron. El país está necesitado de verdaderos creadores y generadores de ciencia nueva, para no seguir dependiendo de lo que se inventa o se crea en otras partes del mundo; y crear ese tipo de seguir dependiendo de lo que se inventa o se crea en otras partes del mundo; y crear ese tipo de científicos audaces e innovadores es parte del reto de la reforma educativa que se busca.


d) El dominio de una o varias lenguas extranjeras, en la sociedad global de nuestros días, es una necesidad ineludible para cualquier profesionista moderno y realmente competitivo. Y eso por la sencilla razón de que el conocimiento no puede escapar al mismo proceso globalizador que vive el mundo en todos los aspectos y, para poder aprovecharlos, para acceder a las fuentes de producción y de información de conocimientos nuevos, es indispensable conocer la o las lenguas en que se expresan dichas fuentes. Sobre esa base, proponemos incorporar en los planes y programas de estudio básico, comenzando desde el jardín de niños, dos lenguas vivas más importantes para aprovechar, con eficiencia y lo más temprano posible, buena parte del enorme caudal de información que fluye a través de la llamada “Carretera de la información”, es decir, a través de la Internet.


e) Contrariamente a la tendencia oficial, consideramos indispensable no solo mantener, sino reforzar energéticamente la enseñanza de la historia (patria y universal). Por las siguientes razones:  a) No es posible el conocimiento completo y fecundo del presente de los pueblos si no se conoce su pasado, sus raíces, el camino recorrido para legar  a su  situación actual ; por tanto, tampoco se puede proyectar su desenvolvimiento futuro. Tiene entonces que avanzar al azar, tanteando en la obscuridad como un hombre privado de la vista. 
b) Es de su historia de donde se nutre el amor y el respeto de los pueblos por su patria, así como el deseo de conservarla y mejorarla para beneficio y orgullo de las generaciones presentes y futuras. En nuestro tiempo, ese patriotismo es vital para resistir las acometidas  de la invasión económica y cultural de los poderosos. c) La  historia es, además, la gran reserva de ejemplos de heroísmos, de desinterés, de altas miras, de grandes y desinteresados sacrificios de hombres y pueblos en favor de toda la nación. Esos ejemplos, bien empleados por el maestro, son eficaces palancas para provocar un profundo deseo de imitación en sus alumnos, y la historia deviene, así, un poderoso instrumento de trasformación de los educandos. d) Por último, la historia proporciona hechos en abundancia para mostrar la verdad irrefutable de las tesis que afirma que todo en el universo se mueve y cambia, todo se halla en un proceso  continuo de trasformación en el cual lo nuevo y superior surge constantemente  de lo viejo y caduco, y que este continuo nacer y perecer se realizan conforme a las leyes bien determinadas y no conforme al capricho de nadie. Es evidente que quienes se oponen a la enseñanza de la Historia, saben que esta ciencia es prueba incuestionable de que las sociedades humanas también están sujetas a la misma ley del eterno cambio y movimiento y que, por eso, la sociedad actual no puede ser eterna como pretenden ellos. De ahí la califiquen de ciencia “inútil”. Estas son, pues nuestras razones para proponer que se refuercen su enseñanza.



f) También proponemos reforzar el estudio de las literaturas mexicana y universal, procurando destacar con objetividad lo que hay en ellas de ideológico, de visión parcial de la realidad impuesta a ellos por sus propios intereses de clase o de los grupos con los cuales se identifican, pero señalando con honradez, también, lo que hay en ellas de realismo social, de verdades humanas trascendentes, de retrato fiel de la vida de todas las clases que componen el mundo reflejando en su obra. Proponemos, en resumen, un estudio reflexivo y analítico, y no simplemente laudatorio de los genios de la cultura literaria de la humanidad. Vista así, la literatura también puede y debe ser uno de los instrumentos más poderosos para generar cambios profundos en la manera de sentir y de pensar de los estudiantes, y esto es tanto más necesario por cuanto se sabe bien que el modelo educativo vigente desprecia abiertamente la capacidad trasformadora de la literatura, y que, cuando se ve forzado a utilizarla, lo hace de un modo tan árido, tan superficial y tan distorsionado, que en vez de apego provoca el rechazo de los estudiantes. Pero literalmente (incluida por supuesto la poesía) no es en el fondo más que otro camino, otro instrumento para conocer la realidad, tanto social como material; de allí la necesidad imprescindible de rehabilitarla como el poderoso instrumento de trasformación que puede llegar a ser.


g) Por las mismas razones esgrimidas sobre la eficacia del trabajo manual, cooperativo como arma de trasformación del individuo, y con las mismas consideraciones sobre el carácter crítico con que deben estudiarse y practicarse estas disciplinas, proponemos que se promueva oficialmente en todos los escalones del nivel básico, la formación de clubes de danza, música, teatro, poesía, oratoria, pintura y ajedrez, buscando siempre dotar al estudiante de una visión integral y profunda de la cultura nacional y universal y , a través de ella , de una personalidad completa y equilibrada, capaz de hacer un uso benéfico y creativo de todas sus facultades y habilidades personales en beneficio propio y de la colectividad.


h) Promover entre los estudiantes la discusión seria y la revaloración del trabajo manual como una herramienta indispensable para el mejor aprovechamiento de toda su actividad educativa, de modo que dejen de verlo como una tortura ideada con el propósito de sacarles provecho para beneficio de las autoridades educativas cercanas y remotas. Tal revaloración, obviamente, deberá ir seguida de la práctica correspondiente, para cuyo éxito es importante que se cuiden detalles como los siguientes. a) que la actividad a realizar muestre por si misma su carácter necesario y que no parezca como algo artificialmente inventado; b) que la actividad rinda frutos tangibles y en el menor tiempo posible, de modo que los alumnos puedan palpar, por así decirlo, los beneficios de sus trabajo; c) rendir puntual y periódicamente un informe detallado de las finanzas relativas a las actividades productivas del plantel, para disipar cualquier duda respecto al manejo y destino del producto. No hay que olvidar nunca que las tareas manuales que no conducen a nada, que no rinden ninguna utilidad visible, y el manejo discrecional de beneficios por parte de los directivos del plantel, generan indefectiblemente desconfianza y rechazo en el educando, es decir, una reacción diametralmente opuesta a la que se busca. De acuerdo con las dificultades prácticas que se encuentren en la aplicación de este recurso educativo, deberá profundizarse en el papel que el trabajo productivo ha jugado en las distintas etapas de desarrollo de la sociedad humana, poniendo de relieve no solo el hecho de que sin él la vida del hombre es posible, sino también su importancia decisiva en la trasformación física y espiritual de la especie. El objetivo debe ser siempre lograr que los alumnos trabajen por riguroso convencimiento de los beneficios que obtendrán ello, ya que constreñirse  aplicar sanciones en una tarea educativa que exige gran esfuerzo físico y mental y que va, además, a contracorriente de las ideas al uso es, simple y sencillamente, algo condenado de antemano al más rotundo fracaso. Hace falta, además, saber destacar que el trabajo manual asegura el suficiente dominio de los conceptos teóricos recibidos en el aula, sino que es un procedimiento expedito para confirmarlos o rechazarlos mediante la prueba de la práctica, de modo que obligan al maestro a elevar la calidad científica rigurosa de sus enseñanzas. El trabajo manual se revela, así, como un excelente instrumento de elevación de la calidad académica de las escuelas, al mismo tiempo que combate el nocivo sentimiento de  superioridad que la educación libresca siembra en la mayoría de los estudiantes, cambiándolo por sentimientos de comprensión y solidaridad con el pueblo trabajador.


i) En el empeño de lograr que la educación sea la herramienta más eficaz para devolver al hombre de nuestros tiempos la integridad perdida, el conocimiento y el uso eficiente de todas sus facultades humanas, y no solo de aquellas que interesan a la producción de riqueza material para unos cuantos, también proponemos la práctica sistemática de una actividad deportiva orientada por expertos en la materia. El deporte , como todos sabemos, desarrolla el cuerpo y la mente, crea hábitos de disciplina y acera la voluntad, agiliza el pensamiento y lo acostumbra a tomar decisiones rápidas y certeras, forma hombres y mujeres sanos y bellos y produce en el individuo un estado de ánimo alegre y receptivo a cualquier esfuerzo , físico o mental. No hay que insistir mucho en que siempre dará mejores resultados académicos un estudiante que practique algún deporte en forma sistemática, que un estudiante sedentario.



 

De introducirse eso y otros cambios semejantes, se verán incrementadas fuertemente muestras probabilidades de formar al hombre y a la mujer que queremos, es decir, personas integras que al mismo tiempo que cuenten con una alta calidad científica, sean portadores de las mejores cualidades físicas y espirituales que demandan el país y los difíciles tiempos que corren.

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