top of page

Reforma Educativa
Política y pedagogía

La reforma educativa toca dos temas centrales: uno político, distribución de poder; otro pedagógico, calidad, evaluación, carrera docente y miscelánea.



En lo político la reforma es centralista; en lo pedagógico, ambigua. La ambigüedad técnica fertiliza el jaloneo político.



En un lenguaje de alta política educativa, la reforma trata de redistribuir el poder de decisión. El encarcelamiento de Elba Esther Gordillo pavimentó un camino para la reforma pero quizá exacerbó otros. El SNTE está conspicuamente tranquilo y pasó de un rechazo pacífico a un apoyo moderado. Un camino que quizá no se allanó fue la capacidad teórica que el SNTE tenía para contener a los disidentes y otros dentro y fuera del mismo sindicato; otro, la negociación anual del contrato colectivo. La SEP necesita aliados no más separados. Es pura estrategia.



Todos los grupos políticos tienen magnitudes: posturas extremas y centrales. Los extremos de las dos organizaciones, SNTE y CNTE, se entrecruzan. Ahí, en la intersección hay personas que piensan de manera similar. Ahí existe comunicación, negociación y posibles acuerdos entre personas. Un SNTE debilitado puede perder capacidad política de maniobra en la contención; en el terreno de la percepción ello puede darle, irónicamente, fuerza negociadora en revisión anual del contrato colectivo.



La lección para los estadistas y diseñadores de la convivencia política, es que debemos ampliar y acercar mucho más los espacios de acceso a las opiniones y decisiones de todos; el voto electoral no es suficiente. El México unido, centralizado a ultranza, con una enorme distancia de poder entre la autoridad y los súbditos, como lo documentó Hofstede, se agotó. Necesitamos salir de la caja para pensar en la caja. Necesitamos un México mucho más descentralizado, contextual, libre y cercano a las realidades locales; donde los locales hablen de sus realidades. La democracia de los miles o millones es una falacia de composición. Y como tal, es fácilmente obnubilada por la demagogia que nada plácidamente sobre las superficiales aguas de la ignorancia



Reforma bifurcada

En lo pedagógico el debate de la reforma no está en el objetivo social: todos educados y bien; sino en qué se entiende por calidad y evaluación. Las pistas de lo que la reforma entiende son demasiado genéricas o ambiguas. La reforma bifurcó el camino.



La reforma define calidad como un concepto relacionado con insumos (componentes), procesos y resultados. Teóricamente está bien. Pero tomemos por ejemplo, los resultados. La Constitución habla de la calidad educativa con base en el mejoramiento constante y el máximo logro académico de los estudiantes. El mejoramiento constante, es un concepto de calidad total importado de los negocios que podría ser aplicado a la pedagogía de la evaluación formativa, pero “máximo logro académico de los estudiantes” es política educativa pura. El calificativo “académico” puede definirse estrictamente como una calificación (resultado) o ampliamente como un aprendizaje (proceso). Ahí está el detalle.



Y esa contundente sutileza parte en dos a la pedagogía. ¿Cuál será el camino? Aquí se libran las “batallas” que vemos en los medios y en las calles. Es un juego estratégico, crudo y fino a la vez. Crudo, porque se manifiesta de manera áspera o determinante; fino, porque utiliza el lenguaje del acomodo político, que se entiende solamente entre bambalinas por los jugadores directos.



La legislación secundaria del Congreso, por un lado, y la normatividad administrativa del INEE, por el otro, se pueden ir por cualquier camino. Pero, como no se han ido por algún lado, y tardará un par de meses más a partir de mayo de 2013, la arena de la “batalla” política está abierta: los jugadores están actuando y utilizan la ambigüedad pedagógica para librar una batalla política de grandes miras.



http://educacionendebate.org

bottom of page