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II. TRABAJADORES DE LA EDUCACIÓN

Parece obvio que, para garantizar el éxito de la empresa de lograr, a todos los niveles educativos y en todas partes, maestros con un dominio garantizado de la disciplina que imparten y dueños de una aptitud pedagógica bien demostrada, hay que empezar, necesariamente, por la base , es decir, por la calidad del material humano que pretende convertirse en maestro. Para ello, hay que revisar, actualizar y mejorar los mecanismos de selección que actualmente se aplican a los aspirantes a recibir educación normal, y, si fuere necesario, crear instrumentos de selección mejores y mejor orientados. El objetivo es lograr que quienes lleguen a la meta sean hombres y mujeres con una auténtica vocación de educadores, con “eros pedagógico” como reza la definición clásica, pues solo así se puede garantizar que mañana, ya en el campo profesional, desempeñaran su labor con entrega, con pasión y con eficacia. La mejora en la calidad educativa solo puede hacerse realidad si dejamos atrás al “maestro a la fuerza”, al que ve en la tarea docente solo un modo de ganarse la vida, al que siente el aula y la escuela como una cárcel de la que huye a escape tan pronto como suena el timbre o su reloj marca la hora de salida. Se necesitan maestros de tiempo completo pedagogos competentes, cultos y sensibles y dispuestos a someterse a la dura disciplina de la actualización permanente y a la evaluación rigurosa de sus resultados.



 

Ahora bien, es evidente que un maestro  así no puede ser un maestro “barato”; requiere, por necesidad y por una elemental justicia social, holgura económica para atenderlas necesidades de su familia, la educación adecuada de sus hijos, un nivel de vida decoroso y los gastos que implique su propia preparación y actualización permanente. A esto habrá que agregar que, un proyecto educativo como el que defendemos en Antorcha Magisterial, tampoco resulta sustentable sin involucrar al personal de apoyo, administrativo y de servicios, ya que sin él las instituciones educativas, simple y sencillamente, no podrían funcionar. Eso sin meter en cuenta que, según el proyecto que exponemos, en más de una tarea fundamental para la formación integral de los estudiantes, como serian, por ejemplo, faenas comunes de aseo, mantenimiento y embellecimiento de escuela y comunidad, necesariamente debe contarse con la participación, capacitación y mejora salarial de este sector decisivo de la comunidad escolar, es necesario hacer la inversión correspondiente si realmente se piensa en una reforma seria y no de tipo cosmético. Aquí nos encontramos, pues, con una poderosa razón más para insistir en algo que ya dijimos antes: no se puede hablar en serio de una reforma a favor de la calidad educativa nacional, si al mismo tiempo no se está dispuesto a liberar los recursos necesarios y suficientes para su financiamiento.



Con base en lo dicho en este apartado, proponemos:

 

a. Un programa bien diseñado y mejor ejecutado de formación, capacitación, actualización y complementación de los conocimientos de todos los maestros en activo que así lo requieran. No es ningún secreto que las urgencias educativas del país que se hicieron sentir con toda su fuerza al término de la fase armada de la Revolución Mexicana, justificaron y favorecieron la incorporación al trabajo docente de muchas personas improvisadas. Este mal de origen (que en algún momento trato de paliarse a través del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio) se vio incrementado y agravado por una política en materia de educación normal que se inclinó, por mucho, al aspecto cuantitativo de la tarea, con un olvido casi total de la calidad de los egresados de ese sistema. A esos dos factores se sumó más tarde el manejo político y clientelar de los incentivos para la superación y actualización de los maestros en activo, y también de la institución encargada de la formación científica  del mismo personal. Todo ello junto, dio como resultado el cuadro actual, que es de una deficiencia generalizada en el nivel profesional y pedagógico del magisterio ( y no por culpa, como se ve, de los propios maestros);y de ahí resulta lo evidente: nadie puede enseñar lo que no sabe; de donde se deduce que , si buscamos excelencia académica en los alumnos , tenemos que comenzar por garantizar esta misma excelencia en sur formadores, en sus propios maestros. Así se explica y justifica esta primera propuesta.


b. Proponemos que el programa de superación académica planteando en el punto anterior incluya además del contenido propio de cada especialidad, cursos serios, impartidos por especialistas de reconocido prestigio, de filosofía, psicología, pedagogía y económica política, herramientas que juzgamos indispensables para la buena comprensión y dominio de la metodología , así como para la correcta orientación del alumno en el movedizo y resbaloso terreno limítrofe entre la ciencia y la ideología, cualquiera que ésta sea.


c. Desterrar de manera radical el problema, bastante frecuentemente por cierto, de una flagrante incongruencia entre el perfil profesional del docente y la materia o materias que imparte. Se trata de una variante sutil del “charrismo” debido a los bajos niveles salariales del magisterio, de manera que aquí se vuelve a plantear, en otra vertiente, la necesidad impostergable de mejorar sustancialmente los ingresos del docente.


d. Consideramos correcto y lógico que la formación de los maestros siga siendo responsabilidad del sistema normalista mexicano, pero a condición de llevar a cabo una verdadera refundación de dicho sistema y, en consecuencia, de todas las escuelas normales del país. Tal refundación debe contemplar, en primer lugar, la mejora sustancial de la planta docente mediante programas obligatorios de capacitación para el personal en activo (diplomados, maestrías, doctorados) y la formación de nuevos profesores con una alta especialización garantizada. En segundo lugar, es necesario actualizar los programas y los contenidos de todas las asignaturas, cuidando siempre de encargar su impartición a verdaderos especialistas. En tercer lugar, hay que modernizar a fondo toda la infraestructura material, básica y de apoyo, de las escuelas para maestros, poniéndolas en verdaderas condiciones de ser la base firme de apoyo a la calidad profesional que la actual reforma educativa demanda. En cuarto lugar, deben destinarse los recursos suficientes para hacer universal el servicio de internado a todos los niveles educativos y donde quiera que haga falta, garantizando al mismo tiempo la calidad del mismo modo que proporcione a los estudiantes las condiciones mínimas de alimentación y salud, comodidad e higiene que le permitan entregarse de lleno a sus estudios y presentar buenos resultados. Finalmente, en quinto lugar, proponemos llevar a las propias escuelas normales los estudios de posgrado, de modo que resulte más fácil para quien lo desee seguir dicho estudios y mejorara de esa manera, su desempeño profesional.


e. También en este nivel, consideramos indispensable que el currículum de cada posgrado incluyan asignaturas de carácter filosófico, político y humanista que promuevan y fundamenten un cambio de actitud y de concepción del carácter de su tarea por parte del docente.


f. La experiencia mundial indica que, para garantizar buenos frutos, es siempre indispensable un mecanismo eficaz y riguroso de seguimiento y evaluación de todas las acciones puestas en práctica. En nuestro caso, una de las metas más importantes del proceso evaluatorio seria medir con objetividad (es decir, con absoluta prescindencia de intereses políticos y clientelares) la capacidad profesional, la entrega a su tarea , la eficacia medida por los resultados, la honestidad y honradez del docente en su labor diaria, haciendo de tales indicadores la única base para otorgar premios , reconocimientos y promociones de cualquier tipo, incluidos los puestos de dirección en el Sistema Educativo Nacional. Con un mecanismo así, se erradicaría la práctica viciosa (mafiosa) de manejar los ascensos como premios a los incondicionales, sin importar que muchos de ellos san un costal de mañanas y corruptelas, y atropellando brutalmente la capacidad académica y los méritos profesionales de los insumisos o disidentes, por grandes que sean. Permitiría además detectar a tiempo, con base en su pobre desempeño profesional, a todos aquellos que deban ser sometidos a programas de mejoramiento profesional y de reentrenamiento pedagógico, para ayudarles a mejorar su rendimiento.


g. Para impedir la sobreoferta de brazos en el sector, y con ella el desempleo galopante que hoy tenemos, creemos indispensablemente la realización de estudios periódicos y sistemáticos del comportamiento de la demanda educativa, a modo de poder empatar, con base en datos duros, la producción de maestros con las necesidades reales del país, es decir, sin discriminación abierta o disimulada de las poblaciones pequeñas o alejadas. De acuerdo con los resultados de tales estudios, deberá determinarse también el número de planteles y el tamaño de sus respectivas matriculas, cosa que hoy se hace de manera totalmente discrecional y arbitraria.


h. Para el correcto desempeño y la superación efectiva de los docentes en activo, consideramos de una importancia decisiva el respeto irrestricto, en todos los niveles y modalidades, del derecho al año sabático y otros estímulos parecidos y conexos como las becas-comisión, etc. Para el cabal y equitativo cumplimiento de estos derechos, debe crearse un mecanismo que informe a todos los docentes, en tiempo y forma, todo lo referente a estas prestaciones.


i. Para los mismos propósitos de superación profesional, resulta indispensable garantizar que todas las instituciones públicas de educación superior abran sus puertas, sin ningún tipo de discriminación ni de restricciones artificiales, a la demanda de aquellos maestros que busquen acceder a niveles superiores de preparación (maestrías, doctorados, etc.)


j.  Por considerarlo indispensable para la real homogenización de la calidad educativa en todo el país, pero también como un derecho fundamental tutelado por la Constitución General de la República  reclamamos que todos los egresados de escuelas normales puedan ejercer la docencia, sin ningún tipo de restricción ni discriminación, en cualquier estado de la República  Así lo establece con toda claridad el artículo 5° constitucional relativo a la libertad del mexicano en el ejercicio de su profesión.


k. También exigimos que se haga efectivo, y se intensifique tanto como se pueda, el intercambio en materia docente y pedagógica con otros países cuyas experiencias, exitosas o no, puedan enriquecer la visión y la capacidad de respuestas a los problemas de los maestros mexicanos. Como ejemplos podemos citar a Cuba, Canadá, Finlandia y otros.


l. Debe crearse sin falta un programa orientado a capacitar al docente en el manejo suficiente de las modernas tecnologías de la información y de la comunicación (Tic´s), ya que se trata de herramientas cada día más indispensables para quien quiera actualizar y mejorar en su desempeño profesional.


m. Dado que, como ya queda dicho, no es posible pensar en el funcionamiento ( ni bueno ni malo) cualquier institución educativa sin el personal de apoyo correspondiente, y que esto resulta más cierto y urgente a la luz de la reforma que se propone, postulamos la necesidad ineludible de contar con personal de apoyo y asistencia a la educación en cantidad suficiente, correctamente capacitado y , por tanto, bien remunerado y con todas las prestaciones para un nivel de vida adecuado al reclamo de su difícil tarea. Para que dicho personal se empeñe suficientemente bien en su trabajo, resulta indispensable establecer reglas precisas para su desempeño y estimulo, que eviten o eliminen el burocratismo de que pudieran estar infectados.


En fin, no hay duda de que la pieza maestra en cualquier reforma educativa será es el maestro. Es el quien puede traducir en acciones los principios, metas y métodos de tal reforma, y es el, también, quien puede hacerlos fracasar. Por eso, la reforma hoy en discusión no ira a ningún lado si no se preocupa lo suficiente por generar una planta docente bien calificada, entusiasta, creativa, innovadora y entregada de tiempo completo con su labor. Ello requiere, indudablemente, mejores salarios, mejores prestaciones complementarias, facilidades acordes con su realidad cotidiana para su superación profesional. Y liberarlo de esclavitudes políticas y clientelares que la corrompen y desaniman, al comprobar que sus esfuerzos honestos por dar mejores resultados, más lo perjudican que lo benefician a los ojos de la burocracias mafiosas que controlan estímulos y ascensos. Ese es el tamaño del reto en este punto.

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